Imagina que tienes un certificado de calibración en donde un termómetro se calibró en 3 puntos: 15, 30 y 45 grados Celsius. En cada punto el certificado te informa el error sistemático y la corrección. Ahora, imagina que mides la temperatura y obtienes un valor de 22 oC.
La pregunta que surge es: ¿Cómo diablos sé cuál valor de corrección usar? Bueno, estás de suerte, porque hoy vamos a sumergirnos en uno de los temas que suele generar muchas dudas pero que es esencial para obtener mediciones exactas: el misterioso y a veces incomprendido “factor de corrección”.
Primero, pongámonos en contexto. Un certificado de calibración no es más que ese papel (o archivo digital) que nos dice qué tan bien está funcionando nuestro equipo de medición.
Es como el boletín escolar de nuestro instrumento, ¡y todos queremos que saque buenas notas! Pero, además de decirnos cómo lo hizo, nos da pistas para corregir y mejorar. Y aquí es donde entra en juego el factor de corrección.
Entender y usar adecuadamente este factor puede marcar la diferencia entre tener datos confiables y andar un poco perdidos en el mundo de las mediciones. ¡Así que, sin más preámbulos, vayamos al grano!
Entendiendo el factor de corrección.
Imagina que estás en una feria y decides jugar a ese juego donde tienes que adivinar el peso de un objeto. Si siempre crees que el objeto pesa un poco más de lo que realmente pesa, entonces necesitarías una manera de corregir tu suposición, ¿cierto? Bueno, el factor de corrección actúa de manera similar.
Es un valor que nos ayuda a ajustar la lectura de nuestro instrumento para acercarnos al valor “real” o “verdadero”.
¿Cómo se determina el factor de corrección?
Aquellos laboratorios que nos proporcionan nuestros certificados de calibración son como los jueces en ese juego de la feria. Usan patrones de referencia, que son básicamente los “sabelotodo” de la metrología, para comparar y verificar cómo se desempeña nuestro equipo.
Cuando nuestro instrumento se desvía de ese patrón (que todos lo hacen en cierta medida, ¡nadie es perfecto!), el laboratorio de calibración determina cuánto se desvía y nos da ese valor como el error, del cual podemos luego sacar el factor de corrección.
Por ejemplo, si nuestro instrumento mide siempre 0.5 unidades más de lo que debería, el error es 0.5 unidades, y el factor de corrección es -0.5 (con signo contrario). Así, al restar ese factor a nuestras lecturas, nos acercamos mucho más al valor verdadero.
Diferencia entre valor medido y valor verdadero.
¿Listo para seguir adelante en nuestra aventura metrológica? ¡Genial! En nuestra parada anterior, hablamos sobre el famoso factor de corrección. Ahora, antes de adentrarnos más en el tema, es vital entender la diferencia entre el valor que nos muestra nuestro instrumento y ese escurridizo valor verdadero al que todos aspiramos llegar.
Definición de valor verdadero.
Primero que todo, hablemos de este “valor verdadero”. Podría sonar como una reliquia en una película de aventuras, pero en realidad, es un concepto un poco abstracto en metrología. El valor verdadero de una magnitud es, en teoría, el valor exacto.
Sin embargo, en la práctica, es un valor que no podemos conocer con total certeza debido a las limitaciones de nuestros instrumentos y métodos. Así que, en lugar de perseguir este valor como Indiana Jones persigue artefactos antiguos, lo que buscamos es acercarnos lo más posible a él.
Cómo el factor de corrección se relaciona con estos valores.
Aquí es donde el juego se pone interesante. Cuando realizas una medición con tu instrumento, obtienes un valor medido. Pero como ya sabemos, nuestros queridos instrumentos a veces tienen sus peculiaridades y no siempre nos dan el valor exacto. ¡Y no, no están tratando de engañarnos! Simplemente, como todo en este mundo, no son perfectos.
El factor de corrección es como esa brújula que nos ayuda a navegar desde el valor medido al valor más cercano al verdadero.
Siguiendo con nuestro ejemplo anterior, si tu instrumento te da una lectura de 10.5 unidades y tienes un factor de corrección de -0.5, al aplicarlo, sabrías que el valor corregido es 10 unidades. ¡Yupiii! Estás un paso más cerca del valor verdadero.
Así que, la próxima vez que mires tu instrumento y pienses “Hmm, ¿esto es realmente correcto?”, recuerda que tienes una herramienta poderosa en tu arsenal: el factor de corrección. En nuestra próxima sección, nos pondremos manos a la obra y te mostraré cómo aplicarlo en la vida real.
Aplicación práctica del factor de corrección.
¡Bien! Ahora que ya somos expertos en teoría, ¡es hora de sumergirnos en la acción! Porque, seamos honestos, ¿de qué nos sirve todo este conocimiento si no sabemos cómo usarlo en nuestro día a día? Así que, sin más rodeos, vamos a descubrir cómo aplicar el factor de corrección en nuestras mediciones.
Primero te voy a mostrar un ejemplo super sencillo y luego veremos algo más detallado con un ejemplo real de un laboratorio como el tuyo. Calma cerebrito, un paso a la vez.
Ejemplo ilustrativo: Usando el factor de corrección en mediciones de masa.
Imagina que eres un barista y tienes una balanza para medir los granos de café. Cada mañana, preparas tu café meticulosamente midiendo 20 gramos de café. Sin embargo, al revisar tu certificado de calibración, te das cuenta de que tu balanza tiene un factor de corrección de +0.3 gramos. ¡Vaya, así que has estado usando un poco menos de café todo este tiempo!
Para corregir esto, cada vez que la balanza te diga que tienes 20 gramos, en realidad tendrías que sumarle el factor de corrección, lo que significa que has estado usando solo 19.7 gramos de café. Así que, para obtener realmente los 20 gramos que deseas, tendrías que esperar hasta que la balanza muestre 20.3 gramos. ¡Eso explica por qué tu café no estaba tan fuerte como te gusta!
Pasos para aplicar el factor de corrección a tus resultados.
📄 Revisa tu certificado de calibración: Antes que nada, asegúrate de conocer el factor de corrección de tu instrumento. ¡Este será tu mejor amigo!
🌡️ Realiza tu medición como de costumbre: No te preocupes, todavía no estamos haciendo ningún ajuste. Solo mide.
✏️ Aplica el factor de corrección: Suma (o resta, dependiendo del signo) el factor de corrección al valor que te arrojó tu instrumento. Este será tu valor corregido.
¡Listo! Ahora ya tienes un valor más cercano al verdadero. Usa este valor en tus cálculos, reportes o recetas de café.
Pongámosle un poco de adrenalina a esto. Vamos a ver cuatro formas en las que puedes usar los factores de corrección en situaciones reales de tu laboratorio.
Cómo usar el factor de corrección en diferentes escenarios de la vida real.
Antes de entrar en las cuatro situaciones, recuerda que el error en un certificado de calibración es igual al valor medido menos el valor de referencia.
Error = Valor medido – Valor de referencia
Por otro lado, la corrección o el factor de corrección es igual al error pero con signo contrario.
Entendido esto, los cuatro escenarios que pueden presentarse son:
✅ Aplicación directa del factor de corrección.
✅ Usar el valor más cercado del factor de corrección.
✅ Usar el promedio de dos factores de corrección.
✅ Interpolar para determinar el factor de corrección entre dos puntos.
Veamos cómo puedes usar el factor de corrección en cada una de las cuatro situaciones anteriores con ejemplos reales de un laboratorio.
Aplicación directa del factor de corrección.
A continuación, te muestro un certificado de calibración de un termómetro que fue calibrado en cuatro puntos:
Ahora, supongamos que tomas este termómetro y realizas una medición de la temperatura y te da un valor de 45.3 oC. En este caso usas el factor de corrección de manera directa, para ello debes restar 0.2 al valor medido así:
Temperatura corregida = 45.3 – 0.2 = 45.1oC
Usar el valor más cercado del factor de corrección.
Echa un vistazo a esta técnica, que básicamente es usar un poco de sentido común para saber cuál factor de corrección usar.
Si estás en una situación donde un pequeño cambio no va a alterar el universo (o tus resultados, vaya), o donde de todas formas tu instrumento no es súper exacto, ¡esta es tu técnica express para saber cuál factor de corrección usar!
Si te das cuenta de que el valor que andas buscando no está en el certificado, sino pegado arriba o debajo de ciertos valores, pues no te compliques: ve con el que esté más cerca.
Veamos el siguiente ejemplo para que te quede más claro.
Imagina ahora que tu termómetro muestra una temperatura de 8.5oC, este valor está mucho más cerca del punto de calibración 5.1oC que de 45.3oC, por lo tanto, es más recomendable usar el factor de corrección del punto 5.1, en este caso, el factor de corrección para corregir la temperatura de 8.5oC es -0.1.
Temperatura corregida = 8.5 – 0.1 = 8.4oC
Usar el promedio de dos factores de corrección.
Ahora imagina que tu temperatura medida es 25oC, este valor está en medio de los puntos 5.1 y 45.3, y no es fácil saber de qué punto de los dos está más cerca, por lo tanto, lo mejor es tomar el promedio de los dos valores del factor de corrección.
Factor de corrección promedio = (0.1 + 0.2)/2 = -0.15
En este certificado de calibración solo se usa una cifra decimal, así que aproximamos el resultado a una cifra decimal, es decir, -0.2.
Temperatura corregida = 25 – 0.2 = 24.8oC
Interpolar para determinar el factor de corrección entre dos puntos.
Imagina que tienes dos puntos, uno mínimo y otro máximo, y ves que el factor de corrección va subiendo (o bajando) entre ellos. Pues bien, puedes sacar cualquier valor en medio de esos dos puntos con algo que se llama interpolación lineal.
Básicamente, si quieres adivinar un valor que está entre ese punto bajo y alto, la interpolación lineal es tu amiga. Es como jugar a conectar los puntos, pero en el mundo de las mediciones.
Ojo con esto, los valores del factor de corrección deben ser crecientes o decrecientes, de lo contrario no funciona.
Para el ejemplo que estamos tratando, el certificado de calibración de este termómetro no sigue la regla de arriba, así que nos inventaremos los datos. Supongamos que hemos calibrado una balanza, los resultados que muestra el certificado de calibración son:
La fórmula para la interpolación lineal es:
Donde:
X1 y X2 son las lecturas del patrón.
Y1 y Y2 son los factores de corrección de las lecturas seleccionadas del patrón.
X es el valor donde se necesita el factor de corrección.
Y es el factor de corrección para X.
Supongamos que queremos determinar el factor de corrección para cuando la balanza nos muestra una lectura de 27.00 gramos. Los dos puntos de referencia son 25 y 35 gramos. Reemplazando en la ecuación quedaría así
Y = 0.13
Por lo tanto, el factor de corrección para un valor de 27.00 gramos es 0.13 gramos.
Errores comunes al usar el factor de corrección.
Es común cometer errores al usar o calcular el factor de corrección. Vamos a echar un vistazo a esos pequeños deslices que todos podemos cometer y cómo evitarlos.
Malinterpretando el certificado de calibración.
Es como cuando te dan las instrucciones para armar un mueble y, por alguna razón, acabas con piezas extra. A veces, al leer el certificado, podemos confundirnos con todos esos números y términos técnicos. Es esencial tomarse el tiempo para entender cada sección del certificado y, si tienes dudas, ¡pregunta! Mejor aclarar cualquier confusión ahora que lamentarlo después.
No actualizar o verificar regularmente el factor de corrección.
El factor de corrección no es como el vino; no mejora con el tiempo. Los instrumentos pueden desgastarse, cambiar con el uso o ser afectados por factores ambientales. Por eso, es crucial recalibrarlos regularmente y actualizar ese factor de corrección. Si estás usando un factor de hace cinco años, es posible que tus mediciones estén un poco… digamos, “fuera de sintonía”.
Aplicar el factor de corrección en la dirección incorrecta.
¡Cuidado con los signos! Si tu factor de corrección es positivo y lo restas (o viceversa), terminarás alejándote más del valor verdadero. Es un error fácil de cometer pero también fácil de evitar. Siempre revisa dos veces antes de aplicar el factor.
Asumir que el factor de corrección es constante para todas las mediciones.
Algunos instrumentos tienen factores de corrección que varían según el rango de medición. No es lo mismo medir 10 gramos que 10 kilogramos. Asegúrate de aplicar el factor correcto para el rango en el que estás trabajando.
Beneficios de utilizar correctamente el factor de corrección.
Si has llegado hasta aquí, te felicito. Ya has navegado por las aguas de la teoría, la práctica y los posibles errores al tratar con el factor de corrección. Ahora, déjame contarte por qué todo este esfuerzo vale la pena. Porque, al final del día, utilizar correctamente el factor de corrección no solo nos da una sensación de logro, sino que también trae consigo muchos beneficios prácticos.
Exactitud en tus mediciones.
Obvio, ¿verdad? Pero no podemos subestimar la importancia de este punto. En el mundo de la metrología y los laboratorios, la precisión y la exactitud son la reina. Y al usar correctamente el factor de corrección, te aseguras de que tus mediciones estén lo más cerca posible del valor verdadero.
Ya sea que estés midiendo un reactivo para una prueba, calibrando un instrumento o asegurándote de que una máquina funcione correctamente, la exactitud es clave.
Ahorro de tiempo y recursos.
Corregir errores después de que suceden siempre es más costoso y lleva más tiempo que prevenirlos desde el principio.
Imagina tener que repetir una prueba o descubrir que un producto no cumple con las especificaciones debido a mediciones incorrectas. Al aplicar el factor de corrección desde el inicio, te ahorras esos dolores de cabeza.
Confianza en tus resultados.
Nada se siente mejor que saber que puedes confiar en tus equipos y en los datos que producen. Al utilizar el factor de corrección adecuadamente, ganas esa confianza. Saber que estás trabajando con mediciones exactas te da la tranquilidad de que estás tomando decisiones basadas en información confiable.
Cumplimiento de la norma ISO/IEC 17025 y la ISO 15189.
La norma ISO/IEC 17025 y la ISO 15189 requieren que los instrumentos estén calibrados y que se aplique el factor de corrección adecuado. Cumplir con estos estándares no solo es bueno desde el punto de vista regulatorio, sino que también asegura la calidad y la integridad de tu trabajo.
Mejora continua.
Al final del día, utilizar correctamente el factor de corrección es una señal de tu compromiso con la excelencia y la mejora continua. Es un recordatorio de que siempre estás buscando hacer las cosas mejor y con más precisión y exactitud. Y ese tipo de dedicación siempre da sus frutos a largo plazo.
En conclusión.
Aquí estamos, al final de nuestro viaje por el universo de la metrología. Si aún sigues conmigo, ¡déjame darte una palmada virtual en la espalda! Porque no todos tienen el coraje de adentrarse en las profundidades de la calibración y el factor de corrección. Pero tú lo hiciste, y espero que hayas encontrado este viaje tan emocionante y enriquecedor como nosotros.
El factor de corrección, aunque puede parecer un simple número en un papel, es una herramienta poderosa. Nos permite ajustar nuestras mediciones, asegurar la exactitud y confiar en los resultados que obtenemos.
Y en un mundo donde la exactitud es esencial, ese pequeño número se convierte en nuestro mejor aliado.
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Hasta la próxima!